viernes, 21 de abril de 2006

VACACIONES SEMANA SANTA

Bueno… casi sin darnos cuenta han pasado tres meses desde que empezamos el año cargados de buenos y nuevos propósitos. Algunos habremos cumplido, otros están por cumplir, aunque para nuestra tranquilidad aún nos quedan algo más de ocho meses. Con esta introducción quiero deciros algo que ya sabéis:

—¡Ya están aquí las vacaciones de Semana Santa!

A la vuelta seguiremos con nuestro grupo de trabajo y con muchas otras tareas. Me imagino que mientras tanto, aprovecharéis para ser felices o al menos para intentarlo en alguno de los múltiples escenarios que estos días se pueden dar…

Como el balcón de tu casa al paso de esa famosa procesión, mientras tú piensas:

—¿Quién habrá invitado a toda esta gente que no conozco? Habrá sido mi pareja. Qué ingenuidad la tuya, tu pareja está pensando lo mismo.

O esa playa en la que gracias al vientecito almeriense o la palita de tu niño (hijo, nieto, sobrino, vecino, etc…) saboreas esos granitos de cuarzo microscópico que hacen rechinar tus dientes mientras comentas:

—El año que viene nos vamos a la montaña.
Qué poca memoria tienes. ¿Ya no te acuerdas del altercado del año pasado? Sí de eso que te ocurrió en el campo donde pastaban las vacas, justo antes de decir: "el año que viene nos vamos a la playa".

Y esa retención de 20 km. en la A-92, justito antes de llegar a Sevilla para ver al Gran Poder primero y a la Macarena después, mientras tus niños repiten al unísono:

—Cuándo vamos a llegar cuándo vamos a llegar cuándo vamos a llegar cuándo vamos a llegar…—Sí, está bien escrito sin interrogaciones y sin comas. No sabías que ellos en esa situación no le dan entonación ni separan las oraciones—. No te preocupes, si sintonizas Canal Sur Radio te retransmiten las dos procesiones. Aunque puede ser —es seguro —que los niños prefieran ver en el reproductor de DVD del automóvil Toy Story 2. Sí, una vez más.

Y para terminar puedo imaginar que se te ocurre la feliz idea de ir el Lunes Santo a Ikea de Sevilla, Madrid o Murcia, piensas:

—Como lo han abierto hace poco voy a aprovechar para hacer unas comprillas de esas resultonas y baratas para la casa.
Dos horas y pico para ir, tres para volver, cuatro horas para entrar —como en el pabellón de España en la Expo92 —, una para comer, dos en los juegos de los niños, dos en la cola para pagar… Bueno voy a parar de imaginar porque no me salen las cuentas.

Bromas a un lado, os deseo unas sinceras felices vacaciones y os recuerdo que mi correo electrónico permanecerá de guardia por si me queréis decir que estas historias, más que imaginación, han sido una premonición.

Hasta la vuelta.