miércoles, 21 de diciembre de 2011

LAS NAVIDADES PRESENTES

El  intangible pero inmenso valor del momento presente se nos escapa: instante a instante. Tal vez, con la preocupación de lo que ya ocurrió y con el deseo sobre nuestro futuro, pasamos inadvertidamente nuestro presente.

Una de las frases más bellas que haya leído pertenece a Antonio Muñoz Molina y se encuentra en El viento de la Luna: "Debería uno conservar el recuerdo de la última vez que caminó de la mano de su padre".  Este pensamiento es extrapolable a todo lo pequeño y aparentemente insignificante de la vida, que paradógicamente puede que sea lo más importante de la misma.

Mis hijos de cinco y siete años, crecen rápidamente. Intento con ahínco disfrutar cada momento con ellos como si fuese el último.
Hace pocos días me dice Diego:

—¡Papá! Cuando esté en la fila del colegio no me des más un beso, que me da vergüenza.

Una vez más, como siempre, la vida se me adelanta y me sorprende. Soy incapaz de recordar exactamente cómo ha sido la última vez que le he dado un beso en la fila del colegio. Me consuelo pensando que si no lo recuerdo será porque no es tan importante recordar ese preciso instante, frente a haberlo disfrutado durante años. Disfrute que ha creado en mí un recuerdo probablemente casi inventado y compuesto de multitud de imágenes y emociones que fueron realidad.

Familiares, amigos, compañeros y lectores ocasionales, a todos y todas os deseo que disfrutéis intensamente  todos los pequeños momentos que estas Navidades Presentes os deparen y ojalá, los anhelos sobre el Nuevo Año se conviertan finalmente en un recuerdo casi inventado y compuesto de multitud de imágenes y emociones que fueron realidad.

lunes, 5 de diciembre de 2011

¡QUE ME QUEDO ALLÍ!

Han pasado veinte años desde que estuve allí la primera vez.



La ciudad ha cambiado muchísimo. Las gentes que allí habitan también y sobre todo yo.




Físicamente es evidente, pero sobre todo mentalmente: el tiempo nos transforma, tanto lo vivido, como lo no vivido.

¡Bueno! ¡Sí! Hace veinte años me gustó...

Pero hoy he sentido Londres: Apasionante.