Qué desilusión se llevarán algunas personas cuando les confiese que
yo, en este blog, lo único que hago es la corrección ortográfica y la
maquetación. Me dedico a mecanografiar lo que alguien me dicta.
La pregunta inminente es: "realmente ¿quién es la persona que
expresa aquí sus ideas?"
No puedo dar la respuesta exacta a esa pregunta dado que no la
conozco. Sólo sé que es un ente bastante pesado e incordiante que no descansa hasta conseguir su cometido.
— ¡Vamos! Levanta y
escribe lo que te llevo diciendo tantos días —me increpa —.
— Pero, si son las
cuatro de la madrugada...—le respondo —.
— No pienso dejarte
en paz hasta que no lo plasmes —me insiste —.
— Vale, tú ganas... ¿Te
parece bien así?—le digo, ya vencido —.
— No me gusta como
queda. Bórralo todo y vete a dormir. No sé qué haces levantado a las cinco de la
madrugada —veis lo que digo, es un impertinente de mucho cuidado —.