Año Nuevo a medio día, me encuentro de paso por la acera que está frente a la Plaza de Colón. El sol calienta mi chaquetón y me genera un confort especial. Mi mirada se pierde entre la zona de juegos y aflora el recuerdo de mis hijos compartiendo momentos con sus amiguitos en sus primeros años. Año Nuevo, fugazmente repaso todos los cambios vividos el año anterior: ¡Uf, ha costado! Caben tantos pensamientos en treinta segundos de felicidad.
Suena el teléfono...
— ¿Sí?
— ...
— ¿Cómo?
— ...
— ¡Oh, no! ¡Otra vez!
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