jueves, 21 de diciembre de 2006

FELIZ NAVIDAD 2006





Hoy termina el otoño, comienza el invierno y lo que eso conlleva: aparece la Navidad. Una perfecta excusa para dirigirme a vosotros. Como otras veces, podría hacer un repaso de tópicos de la época. Seguro que nos reiríamos bastante. Pero... esta vez no va a ser así. Para tópicos ya está el nuevo anuncio de televisión de la Lotería Nacional de Navidad. Nos han quitado al famoso Calvo, y sobre todo, nos han quitado algunos momentos de emoción contenida. Lo han cambiado por "lo que toca hacer en Navidad". Por momentos estereotipados. Muchos de ellos, no compartidos por todo el mundo. Con lo que por ejemplo, los que estáis en Almería y no pasáis frío, ¿entonces, no vais a vivir plenamente la Navidad? ¡Qué sabrán algunos publicistas de la Navidad! Ellos tan sólo hacen la equivalencia que les mantiene en su puesto de trabajo: Navidad = $, aunque lleven parte de razón, no es la única equivalencia. Me quedo esperando las vuestras, y mientras tanto ahí va la mía:


No conozco a nadie que no se queje de que "no tiene tiempo". No nos damos cuenta, pero es falso, todos tenemos 24 horas al día. Lo que pasa es que gran parte de ese tiempo lo empleamos de una forma rutinaria e inadecuada para la consecución o al menos el acercamiento a la felicidad. ¿Y qué ocurre con la Navidad?: más vacaciones, menos responsabilidades, menos nivel de exigencia por parte de los demás y de nosotros mismos, en fin... un respiro. Con esa sensación de alivio el tiempo se nos ensancha, o eso parece. Además, la barrera psicológica del cambio de año, nos hace pensar en los errores del año que se va, y los anhelos para el que viene. Por tanto, tenemos unos minutos para pensar en lo que queremos ser de aquí en adelante. Eso nos da fuerza para continuar, para pensar que todo no está perdido para siempre: existe esperanza.


Al mismo tiempo que aclaramos nuestras ideas, y haciendo uso de esa apreciación elongada del tiempo, dedicamos un poquito más a esos que nos rodean y a aquellos que están lejos y vuelven, o no vuelven. Por unos momentos, nos olvidamos de todas las connotaciones que rodean nuestra vida y disfrutamos, sin darnos cuenta, del brillo de las sonrisas, de las miradas con ojos ilusionados, de un abrazo que dura un instante más de lo habitual, de una voluntariosa nota musical —aunque sea de zambomba desafinada —, en definitiva de Calor humano.

Esta vez, no quiero haceros reír: sólo quiero que sintáis un poquito de mi Calor.
No os voy a desear las felices navidades de siempre.

Os deseo un feliz Tiempo de Navidad, rebosante de abundante Calor humano.

sábado, 24 de junio de 2006

FELIZ VERANO 2006

Esta mañana me ha despertado el olor a pinchitos y sardinas asadas que aún permanecía en el ambiente tras la noche de San Juan. Y me he dicho:
—Si anoche fue la Noche de San Juan, entonces…el verano ha llegado —porque en contra de "eso del solsticio" que mantienen los astrónomos, en Almería, el verano llega con la Noche de San Juan—.

Y hemos exclamado todos al unísono: "¡vamos a la playa!". Pero claro, hay que preparar el kit de playa. Kit que incluye: niño mayor —aunque sólo tenga 22 meses —, su equipación roja, toallas amarillas y naranjas, toallas verdes para después de la ducha, sombrilla amarilla, colchoneta azul —inflada —, manguitos rojos, flotador amarillo, patito amarillo y patito azul, palas verdes, piscinita azul —por si hay oleaje —, pelota gigante roja —inflada —, neverita azul con biberón de agua, biberón de manzanilla, biberón de zumo, yogurt Mi Primer Danone, "lacocacola", y un largo etc…

—¿Cómo puede ser que estando a 100 metros de la playa tengamos que llamar a Seur para que nos transporte el chiringuito y nos cobre un dineral?, ¿y si simplificamos, por ejemplo, dividiendo por el color amarillo?...
Tras la aventura de los "100 metros-playa", llegamos, tomamos posiciones y desplegamos el campamento. Y allí, nada más tumbarme, me obligan a oir los comentarios de alrededor:

— «¡Qué bien¡ Todos los años nos encontramos, en esta zona de la playa, con la misma gente».

— «Estos de Cáceres que vienen al apartamento del 3º A, sí los pediatras. Has visto lo rellenita que viene este año. No me extraña, con lo simple que es él, demasiado tiene la pobre».

— «Y "la Campa" en el lío que se ha metído, le está bien empleado. A mí la que me cae bien es "la Belén Esteban"» .

De fondo, también se oyen los chupetones que esa pareja se propina, al darse el lote, al abrigo de ese reproductor de DVD-R/DVD-RW/VCD/SVCD/CD/CD-R/CD-RW(MP3,WMA,JPEG)/DTS-CD, etc… con doble subwoofer, surround y acentuación de graves y 300 W RMS de potencia. Tanto equipo para reproducir a 95 dB: "Opá, viasé un corrá…"

Y me pregunto, aquí bajo la sombrilla:

—¿Será ésta la justa recompensa al trabajo realizado durante el curso 2005-2006? Tengo que poner remedio a este mal, de algo tienen que haber servido seis millones de años de evolución humana. —Pensando… pensando… caigo en la cuenta de que el fruto de ese tiempecito de evolución ha dado como resutado un cerebro con neocortex superevolucionado y unas intensas conexiones entre la amígdala y el córtex prefrontal. Y con todo esto, somos capaces de imaginarnos en una situación, induciéndose somáticamente las sensaciones que sentiríamos si estuviéramos en ella—.

Tras ese instante de iluminación me digo:

—Voy a probarlo. De todas formas es gratis y por tanto mejor oferta que el 7% de descuento de Viajes El Corte Inglés e incluso que el 20 % de Halcón Viajes.

Cierro los ojos y:

—¡Qué placidez! El blanco inunda la Antártida. ¡Qué sensación de libertad! Ahora sé como se sienten los de Greenpeace y por qué no quieren salir de aquí, con la excusa de estar salvando las ballenas. Aunque hace mucho frío en Isla Decepción, voy a sumergirme en el agua antártica templada por la caldera del volcán sumergido en Caleta Péndulo.

—¿Qué es ese ruido?, ¿es el deshielo de la Lengua de Drygalski?, ¿o la emersión de la cola de una ballena? ¡Oh no! Es el señor que a la voz de "lacocacooola, lacocacooola, lacocacooola…" me devuelve a la realidad. No puede ser. Con lo libre y fresquito que me encontraba. Esta vez me voy a concentrar más para llegar más lejos. Viajaré por las antípodas.


De nuevo cierro los ojos y:

Hace un ratito que he bajado del hidroavión de Raiatea.

—¡Qué bella laguna la de Bora Bora! Con razón a esta isla la llaman "Perla del Pacífico". La arena blanca de coral, el agua cálida y de color turquesa, mi hamaca de palmera a palmera, al fondo las cabañas sobre pilotes dentro del agua, de fondo las vahines con sus dulces cantos polinesios y aroma a monoï. Y esa temperatura que sólo encuentras en algunos lugares con este clima tropical moderado, justo en el paso de la estación cálida a la húmeda, cuando soplan suavemente los vientos Alisios acariciándote cada milímetro cuadrado de tu piel.

Sí, en ese momento en el que quieres morir de placer, de nuevo otro ruido.

—¿Será otra vez el de "lacocacooola"? Parece que no. Éste dice: "reloje barato, ventiladore barato, lafombra barata. Paisa quiere l´autentique lafombra de Marrocco barata, barata". —Ahora de nuevo quiero morir, pero no de placer—.

—¡Qué baño de realidad!
Es curioso este neocortex mío, es capaz de transportarme a diferentes extremos del planeta y sin embargo es incapaz de imaginarme arrastrando por la playa "une autentique lafombra de Marrocco —etiquetada 'Made in China '—barata, barata". Le doy las gracias por ello.

En fin, el verano nos ha llegado. Se presente como se presente tu verano, aférrate a tu paraíso particular, prepárate para vivirlo intensamente. Así que pon en guardia tus sentidos y tu imaginación…

—¿Notas algo nuevo en el ambiente?… Sí, ya huele a Tiaré.

Feliz verano.

viernes, 21 de abril de 2006

VACACIONES SEMANA SANTA

Bueno… casi sin darnos cuenta han pasado tres meses desde que empezamos el año cargados de buenos y nuevos propósitos. Algunos habremos cumplido, otros están por cumplir, aunque para nuestra tranquilidad aún nos quedan algo más de ocho meses. Con esta introducción quiero deciros algo que ya sabéis:

—¡Ya están aquí las vacaciones de Semana Santa!

A la vuelta seguiremos con nuestro grupo de trabajo y con muchas otras tareas. Me imagino que mientras tanto, aprovecharéis para ser felices o al menos para intentarlo en alguno de los múltiples escenarios que estos días se pueden dar…

Como el balcón de tu casa al paso de esa famosa procesión, mientras tú piensas:

—¿Quién habrá invitado a toda esta gente que no conozco? Habrá sido mi pareja. Qué ingenuidad la tuya, tu pareja está pensando lo mismo.

O esa playa en la que gracias al vientecito almeriense o la palita de tu niño (hijo, nieto, sobrino, vecino, etc…) saboreas esos granitos de cuarzo microscópico que hacen rechinar tus dientes mientras comentas:

—El año que viene nos vamos a la montaña.
Qué poca memoria tienes. ¿Ya no te acuerdas del altercado del año pasado? Sí de eso que te ocurrió en el campo donde pastaban las vacas, justo antes de decir: "el año que viene nos vamos a la playa".

Y esa retención de 20 km. en la A-92, justito antes de llegar a Sevilla para ver al Gran Poder primero y a la Macarena después, mientras tus niños repiten al unísono:

—Cuándo vamos a llegar cuándo vamos a llegar cuándo vamos a llegar cuándo vamos a llegar…—Sí, está bien escrito sin interrogaciones y sin comas. No sabías que ellos en esa situación no le dan entonación ni separan las oraciones—. No te preocupes, si sintonizas Canal Sur Radio te retransmiten las dos procesiones. Aunque puede ser —es seguro —que los niños prefieran ver en el reproductor de DVD del automóvil Toy Story 2. Sí, una vez más.

Y para terminar puedo imaginar que se te ocurre la feliz idea de ir el Lunes Santo a Ikea de Sevilla, Madrid o Murcia, piensas:

—Como lo han abierto hace poco voy a aprovechar para hacer unas comprillas de esas resultonas y baratas para la casa.
Dos horas y pico para ir, tres para volver, cuatro horas para entrar —como en el pabellón de España en la Expo92 —, una para comer, dos en los juegos de los niños, dos en la cola para pagar… Bueno voy a parar de imaginar porque no me salen las cuentas.

Bromas a un lado, os deseo unas sinceras felices vacaciones y os recuerdo que mi correo electrónico permanecerá de guardia por si me queréis decir que estas historias, más que imaginación, han sido una premonición.

Hasta la vuelta.