Con el paso del tiempo, las personas somos como las galaxias: nuestra manera de pensar se aleja de la de los demás cada vez a mayor velocidad, con una aceleración que se rige por la constante de Hubble.
Qué desilusión se llevarán algunas personas cuando les confiese que
yo, en este blog, lo único que hago es la corrección ortográfica y la
maquetación. Me dedico a mecanografiar lo que alguien me dicta.
La pregunta inminente es: "realmente ¿quién es la persona que
expresa aquí sus ideas?"
No puedo dar la respuesta exacta a esa pregunta dado que no la
conozco. Sólo sé que es un ente bastante pesado e incordiante que no descansa hasta conseguir su cometido.
— ¡Vamos! Levanta y
escribe lo que te llevo diciendo tantos días —me increpa —.
— Pero, si son las
cuatro de la madrugada...—le respondo —.
— No pienso dejarte
en paz hasta que no lo plasmes —me insiste —.
— Vale, tú ganas... ¿Te
parece bien así?—le digo, ya vencido —.
— No me gusta como
queda. Bórralo todo y vete a dormir. No sé qué haces levantado a las cinco de la
madrugada —veis lo que digo, es un impertinente de mucho cuidado —.
Hace tiempo que le sigo la pista a desigual®. Me fascina su especial aplicación del color, que predomina sobre el corte de las prendas. Blanco, gris y negro, mágicamente combinados con el resto de colores. Colores a los que se les han añadido una pizca de negro. Este detalle los hace colores tostados que no "gritan" junto al gris o al negro. Otro detalle es que estos dos últimos colores denotan elegancia y distinción.
Resumiendo, desigual® nos presenta prendas de colores llenos de vida y distinción.
Mi caso práctico:
Necesitaba un maletín o cartera para llevar el portátil al trabajo. Durante días imaginé las características que esta cartera debería tener para cubrir mis necesidades. Entre otras, esas características eran: color adecuado, un número determinado de apartados y muy especialmente algún tipo de tirantes para poder llevarla colgada los días que fuese en bicicleta.
Hace pocas semanas entré en desigual® buscando ropa para mis peques. Encontré casualmente una cartera. No tenía nada que ver con la idea que yo me había forjado en base a mis necesidades, pero allí estaba, era: LA CARTERA.
En décimas de segundo todas mis premisas y limitaciones autoimpuestas saltaron por los aires. Un cortocircuito mental me hizo olvidarlo todo y en mi desorientación, tan sólo percibía de ese objeto lo desigual que me iba a hacer del resto de mis compañeros. En la actualidad, aunque por fin nos sabemos todos distintos, llevamos vidas paralelas y casi iguales. El "sentirse diferente" es un valor añadido, una ventaja competitiva que desigual® ha sabido transmitir.
Acepto que he caído en sus redes, aparentemente como un pardillo, en lo que el profesor de psicología del consumo Dan Ariely denomina Las trampas del deseo. Digo aparentemente, puesto que pardillo, pardillo, sería si me creyese un ser racional y no diera crédito a que el instinto, la irracionalidad y la emoción son los que finalmente comandan nuestras grandes decisiones y no digamos las pequeñas. Simple psicología evolutiva o tal vez: la chispa de la vida.
Terminando con mi caso práctico, puedo concluir que finalmente lo que me he comprado por cuarenta euros ha sido una "sensación de parecer distinto".
Ah... por cierto, esta sensación que me he comprado por cuarenta euros trae de regalo, totalmente gratis, una cartera para el portátil en la que se destaca:
Blogs como este Blogger y Redes Sociales como Facebook, Twitter, Tuenti, etc.. Todas estas plataformas y especialmente sus contenidos son la máxima expresión humana y única diferencia absoluta con respecto a las demás especies animales. Quién lo diría ¿verdad?...
Puro fruto de la vanidad humana y de su necesidad de expresión, son la demostración de que:
«El YO no existe, sino el TÚ». Es decir, «YO no soy nada sin el TÚ que me miras».
Aquel barco está lejos. No viene, sino va. Resalta
sobre el horizonte más blanco que azul. El mar oscuro:
intenso. Paisaje infinito de crestas blancas. Enormes olas todas distintas. El
viento de Poniente juega con mi camisa, también con mi pelo. La temperatura
eriza mi piel.
"Puedo calcular los movimientos de los cuerpos
celestes, pero no la locura de la gente".
Se puede calcular el punto exacto en el que una nave espacial nuestra puede aterrizar en Marte. Sin embargo, no podemos predecir con seguridad cómo se van a comportar "Los Mercados" dentro de un minuto.
Año Nuevo a medio día, me encuentro de paso por la acera que está frente a la Plaza de Colón. El sol calienta mi chaquetón y me genera un confort especial. Mi mirada se pierde entre la zona de juegos y aflora el recuerdo de mis hijos compartiendo momentos con sus amiguitos en sus primeros años. Año Nuevo, fugazmente repaso todos los cambios vividos el año anterior: ¡Uf, ha costado! Caben tantos pensamientos en treinta segundos de felicidad.
El intangible pero inmenso valor del momento
presente se nos escapa: instante a instante. Tal vez, con la preocupación de lo
que ya ocurrió y con el deseo sobre nuestro futuro, pasamos inadvertidamente
nuestro presente.
Una de
las frases más bellas que haya leído pertenece a Antonio Muñoz Molina y se
encuentra en El viento de la Luna: "Debería uno conservar el recuerdo de
la última vez que caminó de la mano de su padre". Este pensamiento es extrapolable a todo lo
pequeño y aparentemente insignificante de la vida, que paradógicamente puede
que sea lo más importante de la misma.
Mis
hijos de cinco y siete años, crecen rápidamente. Intento con ahínco disfrutar
cada momento con ellos como si fuese el último.
Hace pocos días me dice Diego:
—¡Papá! Cuando esté en la fila del colegio no me des más un beso, que me da vergüenza.
Una vez
más, como siempre, la vida se me adelanta y me sorprende. Soy incapaz de
recordar exactamente cómo ha sido la última vez que le he dado un beso en la
fila del colegio. Me consuelo pensando que si no lo recuerdo será porque no es
tan importante recordar ese preciso instante, frente a haberlo disfrutado
durante años. Disfrute que ha creado en
mí un recuerdo probablemente casi inventado y compuesto de multitud de imágenes
y emociones que fueron realidad.
Familiares,
amigos, compañeros y lectores ocasionales, a todos y todas os deseo que
disfrutéis intensamente todos los
pequeños momentos que estas Navidades Presentes os deparen y ojalá, los anhelos
sobre el Nuevo Año se conviertan finalmente en un recuerdo casi inventado y
compuesto de multitud de imágenes y emociones que fueron realidad.
Aquello que
constituye la naturaleza de las cosas, lo permanente e invariable de
ellas.
Lo
más importante y característico de una cosa.
Conjunto de características permanentes e invariables que determinan la
naturaleza de un ser.
Me pregunto muy frecuentemente cuál es la esencia de algo. Y sobre todo, cúal es la esencia de una persona.
En la pintura es fácil encontrar la esencia de una persona: basta con simplificar todos los colores a uno y apurar la silueta al máximo: allí aparece la esencia.
También es fácil sentir la esencia de una persona cuando la recuerdas en la lejanía.
Lo realmente complicado es encontrar la esencia de una persona cuando la tienes frente a ti. Toda una gama de matices te inunda los sentidos por medio de la forma y distorsiona su fondo.
Hoy me he encontrado una canción que no escuchaba desde hace mucho tiempo. Creada por Bob Dylan, llegó a mí por medio de Bryan Ferry. Cantante este último, que le puso banda sonora a una parte de mi vida y que hoy me ha hecho recordar. Porque la esencia también se olvida.
Make You Feel My Love
When the rain is blowing in your face
And the whole world is on your case
I could offer you a warm embrace
To make you feel my love
When the evening shadows and the stars appear
And there is no one there to dry your tears
I could hold you for a million years
To make you feel my love
I know you haven't made your mind up yet
But I would never do you wrong
I've known it from the moment that we met
No doubt in my mind where you belong
I'd go hungry, I'd go black and blue
I'd go crawling down the avenue
There's nothing that I wouldn't do
To make you feel my love
The storms are raging on the rollin' sea
And on the highway of regret
The winds of change are blowing wild and free
You ain't seen nothing like me yet
I could make you happy, make your dreams come true
There's nothing that I wouldn't do
Go to the ends of the earth for you
To make you feel my love
El 99 % de las fotografías son propias. Al menos eso es lo que intento.
ALBUM DE RECUERDOS
Allá donde uno va deja un poquito de sí mismo, pero lo más importante es que trae consigo una porción de lo que vivió.
El Universo por enseñar
El Universo por aprender
Alimentando el alma...
con buena música de calle
VIENTO DE FELICIDAD
PUESTA DE SOL
en el Mediterráneo
SE PUEDE COMPARTIR LA ILUSIÓN
a cualquier edad
El tiempo se ha detenido
NO VIENE MAL BAILAR UN TANGO...
en la Rivera del Sena
Apuntando lejos
bORA
BORA
LA VIE
EN ROSE
En el largo camino entre lavas:
BRILLA LA AMISTAD
¿un bosque
ENCANTADO?
luz de un pueblo del Mediterráneo
La luz también se puede recordar
Aquí se rodó
Apocalipse Now
De Tahití
a Moorea
¿a dónde van las oraciones?
Tal vez donde van los besos que no damos
LAS ONCE MENOS DIEZ
BAHÍA
DE COOK
el deseo se me ha cumplido
Ha sido magia de la Fontana di Trevi o tal vez un pequeño esfuerzo
Azul profundo
Me encanta el color del Mar Mediterráneo
EXISTEN OTROS MUNDOS...
Pero están en éste.
siempre nos quedará...
PARÍS
Tropicana
Recordaré el mágico halo creado por la orquesta
a este lado del puente:
la ciudad cuna de "Madredeus"
Sin cadenas
Fue como conducir en un videojuego
Todo se andará...
Venezia
Piazza
Di San Marco
Amsterdam
Amsterdam
Barrio de Jordam
Amsterdam
La Música
Allá por primero de BUP, a mediados de los años 80, un compañero me habló de una emisora: Radio 3 de RNE. Desde ese día hasta hoy algunos programas han estado presentes en mi dial. Mis gustos musicales y otras expresiones culturales han evolucionado junto a: Diálogos 3 (especialmente), Área Reservada, Cuando Los Elefantes Sueñan Con La Música, El Ambigú, Trópico Utópico, Músicas Posibles, Siglo 21, La Ciudad Invisible, En Un Mundo Feliz, Discópolis, Fluido Rosa, La Salamandra y Mundo Babel. No nombro los programas que quedaron por el camino.
Durante mucho tiempo también me ha acompañado Boulevard del Jazz de Canal Sur Radio.
Por último, recuerdo con cariño un programa de televisión centrado en tendencias especialmente audiovisuales. Este programa se emitía en los años 80 y 90: Metrópolis.
Comentario posterior: ya me han quitado casi todos. Y después de casi cinco lustros: nos han dejado sin Diálogos 3. En noviembre del 2008 ha dejado de emitirse. Se puede aplicar eso de: "la vida sigue". Y para algunos seguidores del programa: "que dios no te mande todo aquello que seas capaz de soportar". Dejaremos esta última expresión para situaciones mucho más importantes en la vida que la desaparición de un buen programa de radio que ha forjado la personalidad musical y creativa de una importante minoría.